La región del sudoeste norteamericano, actualmente Estado de Nuevo México, estuvo habitada por los pueblos originarios durante siglos; muchos de ellos han desaparecido o mestizado con los descendientes de los europeos, y sus aldeas hoy en día son un tesoro arqueológico que se puede visitar.
No es el caso de Taos, una aldea declarada Patrimonio de la Humanidad, intacta, habitada y utilizada a diario por los descendientes de sus habitantes originarios.
Taos es uno de los pueblos más antiguos de los Estados Unidos y además uno de los más celosos guardianes de las tradiciones que mantienen en estricta privacidad entre sus miembros. De acuerdo a estudios arqueológicos se sabe que las antiguas ruinas del Valle de Taos tienen mil años de edad, y las actuales construcciones se levantaron entre los años 1000 y 1450 de nuestra era.
Cuando los exploradores españoles arribaron en 1540, creyeron que Taos era la mítica ciudad dorada de Cibola.
Las viviendas están hechas de ladrillos de adobe, que es una mezcla de barro, agua y paja, secados al sol; el techo es también de tierra apisonada. Las casas tienen cinco habitaciones, y los techos están soportados por grandes vigas hechas con troncos de los árboles del bosque. Las paredes exteriores son reparadas con capas de barro, y las interiores se hallan recubiertas de tierra blanca diluída para mantenerlas claras y limpias. Las casas tienen paredes comunes pero todas las viviendas son individuales; antiguamente no tenían puertas ni ventanas y se accedía por una abertura en la parte superior.
En el pueblo hay una capilla, San Gerónimo, construida en 1850 para reemplazar a otra destruida durante la guerra con México en 1847 que había sido levantada en 1619 cuyas ruinas todavía se pueden ver. Si bien se dice que el 90% del pueblo es católico, los miembros de la comunidad siguen practicando los antiguos ritos religiosos que son una parte muy importante en la vida de este pueblo, cuyo lugar más sagrado es Lago Azul, al que concurren para realizar sus ceremonias más importantes. En 1970 se puso fin a un largo reclamo del pueblo Tao devolviéndole la propiedad de 48000 ha en las montañas que incluyen el sagrado Lago Azul y a las que sólo ellos pueden acceder.
Es muy fácil llegar a Taos, en el condado del mismo nombre, ya que se encuentra a 2 millas al norte de la Plaza de la nueva ciudad de Taos, Camino del Pueblo. Para garantizar una visita inolvidable deben seguir correctamente las indicaciones. No olviden adquirir artesanías para llevar a casa, como mocasines y botas de cuero, objetos de mica y cerámica, y también pinturas y esculturas realizadas por artistas locales. El Pueblo está abierto de 8 a 16:30 excepto cuando hay celebraciones rituales que son prohibidas para los visitantes.
Foto: Scott Fields
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