Cuando llegas a Nueva York todo te llama la atención y te asombra: los altísimos edificios, las luces de Times Square, la escaleras de incendios en las fachadas…ya te hemos hablado de lo habituales que son en esta ciudad las lavanderías y los puestos de comida en la calle.
Hoy te descubrimos algunos negocios típicos de Manhattan que, por el tipo de servicios que ofrecen o el modo en que están montados aquí, hacen que sean algo diferentes a los de Europa y que formen parte del paisaje cotidiano de la Gran Manzana. Los que mas me han sorprendido de Nueva York son estos tres.
En Nueva York, el término de farmacia va más allá del de un lugar donde puedes comprar medicamentos. Las aquí llamadas ‘Pharmacy’, se convierten, en contra de lo que ocurre en Europa, en una especie de bazar y de cajón de sastre donde puedes encontrar practicamente de todo. Muchas tienen incluso un horario 24 horas. En esta especie de “todo a cien” con licencia para vender medicinas no será extraño llegar a la caja y que oigáis decir: “Me llevo una caja de Ibuprofeno, una Coca-Cola, el Fairy y un coletero”. Limpieza para el hogar, champús, productos de papelería, revistas, comida… amplia es la variedad de productos que se pueden encontrar, además de, por supuesto, medicinas, en este abierto concepto de farmacia.
¿Alguien puede creerse que haya cientos de establecimientos dedicados a hacerte la manicura en cada calle neoyorquina? Pues empezad a creerlo porque los hay y es raro encontrar una sola calle que no tenga al menos uno. Ahora ya me he acostumbrado a verlos, pero cuando llegué a la ciudad no cabía en mi cabeza que un negocio basado en pintarse las uñas abundara en cada esquina de la ciudad.
Los reconoceréis porque suelen tener escrito “Nails” en caracteres bien grandes en sus letreros. Regentados en su mayoría por asiáticos, muchos de ellos ofrecen además servicios de peluquería o de spa. Pero eso sí, el producto estrella son las uñas, desde servicios más comunes como limártelas o la manicura francesa, hasta que te dibujen lo que quieras con un palillo. Realmente parece que no mucha gente acudiría a este tipo de sitios, pero la realidad es que están llenos de clientes. Aun no he acabado de creérmelo.
Quizá es el único lugar donde se pueden ver más limusinas que el día de los Oscar en Los Ángeles, porque en Nueva York, y sobre todo en la zona de Times Square, son totalmente habituales y forman parte del paisaje urbano. Normalmente las alquilan turistas para disfrutar de una noche romántica en la optan por ser trasladados desde los hoteles en Nueva York hasta el teatro o el restaurante. También son muy comunes en despedidas de soltero/a en las que los ocupantes van poseídos gritando con medio cuerpo fuera de la ventanilla del techo.
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