Las palabras me han cautivado desde pequeño, recuerdo que antes de dormir pensaba en una palabra cualquiera, en su significado, en su sonido al pronunciarla, extravagancias mías, lo sé, pero lo traigo a colación porque esta es una palabra que me gusta mucho como se ve y como suena: “Vermont“.
La primera vez que le presté atención fue cuando la hallé en una novela del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique , refiriéndose a la ciudad francesa. Pero en este caso me referiré yo al Estado norteño de los Estados Unidos.
En especial al Parque Nacional Histórico Marsh - Billings - Rockefeller, en Vermont, ya sé que el nombre es insufrible y extenso, pero el lugar en sí es hermoso. Solo imagínate caminando sobre un hermoso terreno verde, sobre senderos de piedra y puentes que parecen llevarte discretamente a un cuento de infancia, a un lugar mejor.
Este Parque te dice a borbotones, pero sin estridencias, lo importante que es rescatar y preservar nuestro planeta, respetar la naturaleza.
A lomo de caballo es una experiencia muy romántica si tienes planes de vacacionar con tu media naranja. El Parque tiene 32 kilómetros de senderos que están disponibles a los turistas durante todo el año. Cuando se cubre de nieve en el invierno, también es posible pasear por aquí.
Otro atractivo es una visita guiada por la mansión que fue hogar de los Marsh, los Billings y los Rockefeller (de allí el bendito nombre), abierta todos los días de 10 a.m. a 5 p.m. desde el 30 de abril hasta el 31 de octubre.
Además es posible visitar la Granja y Museo de la familia Billings, donde un guía brindará información referente a la convivencia con la naturaleza y también puede guiarte en tu paseo por el campo.
La manera más rápida de llegar es por avión, al Aeropuerto de Burlington, en Vermont, a 152 kilómetros del Parque. Para mayor información puedes comunicarte con la Oficina de Guardaparques: (802) 457-3368 ext. 22
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