La vista es imponente y aunque el sol pueda ser a veces sofocante, una expedición por el Gran Cañón te ofrece una experiencia intensa, teñida toda de tonos colorados, como el nombre del río que lo creó. Es profundo, las murallas de rocas se ven tan imponentes que, vaya, hacen que uno recuerde que el agua es un elemento muy poderoso. El Río Colorado nace en el Estado del mismo nombre y vierte sus aguas en el Atlántico, en su recorrido ha creado esta maravillosa obra natural.
El área pertenece al Estado de Arizona y para su conservación se le ha dado la categoría de Parque Nacional. A principios del siglo pasado lo visitaban los exploradores para cazar pumas (que práctica tan deplorable), pero afortunadamente ahora la mayoría de visitantes del Gran Cañón llegan a él con ánimo de aventura. El canotaje, por ejemplo, es una de las principales actividades a realizarse en el Gran Cañón, los 446 km de largo y los 1.6 km de profundidad son un marco estupendo para la práctica de este deporte. Además de la rapidez de las aguas, evidentemente.
La entrada al Parque Nacional del Gran Cañón cuesta 25 dólares por vehículo, pero si vas a pie o en bicicleta, la entrada te cuesta 12 dólares. Una vez dentro, puedes permanecer un máximo de 7 días. El hospedaje, así como los permisos para acampar tienen tarifas adicionales que debes consultar antes de preparar tu expedición.
Si deseas recorrer el Gran Cañón en bote, un día de excursión (de 8:30 a 5p.m.) cuesta 155 dólares para los adultos y 145 para los niños, mientras que medio día (de 11:30 a 5:30 p.m.) de navegación te costará 74 y 64 dólares.
Otro modo de visitar este ya mítico lugar es a bordo de tren que recorre el Gran Cañon, el medio de transporte histórico, la ruta existe desde 1901 y hoy en día ofrece mucho confort y relax. El ticket cuesta 79 dólares para los adultos.
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