Como ya os he contado en el otro blog de Turismo, hace un par de años tuve la oportunidad de viajar a California. Recorrí desde San Francisco a Los Angeles, pero una de las cosas que descubrí rápidamente son las malas conexiones ferroviarias que tienen allí, aparte de las larguísimas distancias.
Viajar en coche por EE.UU. es, probablemente, una de las mejores opciones que hay si quieres conocer una parte extensa del país (o mínimamente extensa). Volar es caro, y como digo, ir en tren, incómodo en cuanto a tiempo y distancia. Por eso, rápidamente, nos dimos cuenta de que lo mejor era alquilar un coche en Estados Unidos y así lo hicimos desde Las Vegas a Los Angeles (desde San Francisco a Las Vegas lo hicimos en avión, porque ya era en total demasiados kilómetros por carretera).
El alquiler de vehículos allí no es caro, ni mucho menos. La verdad es que los precios de muchas cosas os sorprenderán. Y aunque te movías entre lo desconocido de un país extraño y lo inhóspito de sus carreteras (no os olvidéis que aunque hay autopistas, esa zona es la que comprende una parte de la famosa ruta 66) la opción de conducir tu propio coche, organizarte tú mismo, y pararte cuando quisieras, era una ventaja importante.
Esa es la gran ventaja de alquilar un coche estés donde estés. Aquí en España, cuando he viajado por el país, he utilizado a veces los servicios de Reservasdecoches, una agencia de rent a car on line, que te permite hacerte tu propio presupuesto, te pone una amplia gama de vehículos y luego tú eliges el que te parezca mejor. Lo que no sabía es que también tenían servicio en EE.UU. y además en un buen montón de sitios.
Desgraciadamente no lo sabía por entonces, pero eso no quita que no crea recomendable aconsejaros el alquilar un vehículo si vais a hacer ese recorrido. Eso sí, tened en cuenta el intenso tráfico que hay en Los Angeles. Hasta que no estéis allí, no creo que nunca sepáis lo que es conducir con una marabunta de coches, por scalextrics de varios pisos, y con 6/7 carriles en cada dirección.
Una locura, sí. Pero merece la pena.
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