En la desembocadura del río Quillayute en La Push, Washington, se encuentra la playa Rialto, un impresionante cementerio de troncos que el viento, las tormentas y las olas han ido apilando sin orden ni concierto a lo largo de la costa envuelta en la niebla.
En realidad la playa es principalmente conocida por sus impresionantes vistas de las islas conocidas como “sea stacks”, por eso los árboles caídos sorprenden e impresionan al visitante con la grandeza de gigantes que se resisten a morir.
La playa es de arenas oscuras y está sembrada de piedras y rocas, dando la sensación de aislamiento y lejanía, especialmente en los días nublados. Se encuentra en la península Olympic, mejor dicho forma parte del Parque Nacional Olympic y es una de las fracciones de costa más impresionantes del Pacífico.
A pocos kilómetros está la pequeña ciudad de La Push; de hecho, el trayecto entre la ciudad y la playa Rialto Beach es una caminata fácil. La playa comienza en la desembocadura del río Quillayute y tiene una extensión de 4 millas. Aproximadamente a 3 millas por la playa se llega a Hole in the Wall, literalmente un túnel cavado en la roca por milenios de acción constante de las olas. Esta excursión les demandará unas tres a cuatro horas entre ida y vuelta, pero deben consultar los horarios de mareas, ya que cuando llega la hora el agua entra rápidamente.
La Push es el hogar de los Quileute, según se dice, descendientes de los lobos, pero si algo les resulta familiar, es porque La Push es el escenario de la serie de novelas y películas de Stephanie Meyer, como Crepúsculo; precisamente el protagonista es un miembro de la tribu Quileute y tiene el poder de transformarse en un lobo.
Actualmente, tanto La Push como su vecina Forks rivalizan en tiendas de regalos, hoteles, ofertas de excursiones y salas temáticas ambientadas en base a Crepúsculo y la serie “Twilight” y ven llegar miles de turistas dispuestos a conocer en la realidad los ambientes de fantasía.
Es que antes de Crepúsculo, La Push sólo era conocida por algunos entusiastas del ecoturismo, aficionados al kayak o valientes surfistas capaces de desafiar el oleaje, sólo una sencilla aldea de pescadores que desde hace cien años utilizan las tradicionales canicas o esferas japonesas de vidrio como boyas para sus redes de pesca.
Si la idea es quedarse, encontrarán varios hoteles y alojamientos y también un albergue en el Parque Nacional Olympic. Es muy fácil llegar por la carretera US 101 que también permite el acceso al parque. En su propio automóvil podrán llegar desde distintos puntos del Estado; también pueden abordar el ferry que sale de Washington. Si prefieren hacerlo con sus vuelos pueden llegar hasta el aeropuerto de Port Angeles; las vistas del Parque Olympics desde el aire son fantásticas, y podrán rentar un auto en el aeropuerto.
Foto: p.vr
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