En el Estado de Maine, más precisamente en New Hampshire, frente a las costas del Golfo, hay un archipiélago formado por nueve islas: las Islas Shoals, un verdadero desafío para biólogos, geólogos y oceanógrafos; aquí se encuentra el Laboratorio Marino Shoals, que estudia este fascinante ecosistema formado por animales marinos y terrestres, aves migratorias, zancudas, limícolas y hasta focas que se reproducen en la vecina isla de Duck.
Esta zona es particularmente rica no solamente en vida natural sino por su historia, tradiciones y las leyendas que envuelven a las Islas Shoals: una histórica protesta, bajo el nombre de “Salven nuestras costas”, evitó la desaparición no sólo del Laboratorio Marino sino de las islas en su totalidad!
La más grande de las nueve islas se llama Appledore: es escarpada y de clima variable. Está habitada por una comunidad científica autosuficiente, que lleva adelante una vida sencilla en medio de la naturaleza prístina. Generan su propia energía en una eficiente combinación de diesel y energía eólica y solar, poseen un sistema de tratamiento de aguas residuales, distribución de agua dulce y salada, y un compresor de buceo para apoyar las operaciones del programa académico de LME.
Para saberlo todo sobre la vida en las Islas Shoals, lo mejor es participar en uno de los programas para visitantes de la Universidad de Cornell para estudiantes, visitantes ocasionales e inclusive familias, uno de cuyos requisitos es cooperar con las tareas comunitarias como la preparación de los alimentos y el mantenimiento en general, además de estar dispuestos a compartir la habitación con algunos alegres camaradas.
Aquí encontrarán la posibilidad de realizar excursiones a otras islas, buceo y cruceros oceanográficos entre otras actividades, como un recorrido por los jardines de Celia Thaxter. Esta artista que vivió entre 1835 y 1894, vivía en las islas ya que su padre había sido designado guardián del faro en Isla Blanca. La familia construyó un gran hotel en la isla Appledore, de hecho uno de los primeros hoteles en la costa de Nueva Inglaterra, que se convirtió en un lugar de encuentro de los grandes de la literatura y el arte en la segunda mitad del siglo XIX.
Cuando Celia se hizo cargo del hotel, desarrolló su vocación por la prosa, la poesía y la naturaleza. En el último año de su vida escribió su libro más famoso, “An Island Garden”, donde describe su jardín en detalle, con una cuidada disposición de las plantas en función de sus colores y alturas, y aunque ya no es el mismo de hace 100 años, fue reconstruido en 1977 y aún se conservan algunas de las plantas originales.
Foto: Kamalyn
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