Vista de Nueva York

En Nueva York, igual que en Buenos Aires, París o Madrid, puede uno meterse en una gran librería, sentarse cómodamente en la cafetería y ponerse al día con la mesa de novedades, sin que nadie lo moleste y sin pagar un centavo.  Es un verdadero placer para quienes desean vivir la ciudad más allá de un fugaz  y costoso “city tour”, el cual sólo les permitirá verla a vuelo de pájaro.

Lo más recomendable, si quieres aprovechar tu estancia en el hotel en Nueva York, es visitar la oficina turística; la principal en Nueva York está en 810 7th Av., entre 52 y 53. Permite actualizarse en cuanto a folletos y mapas, recorridos de metro y bus, con el auxilio de ordenadores interactivos en varios idiomas y además se pueden encontrar cupones de descuento para distintas atracciones y espectáculos. En este sentido hay una amplia oferta de boletos en el TKS en Times Square, o en 19 Fulton, donde se pueden adquirir con anticipación y, si seguimos haciendo economía, la función de la matiné es ideal.

Los museos tienen días de entrada gratuita pero hay un día u horario en que los más importantes aplican el sistema “Pay what you wish” (pague lo que desee): por un dólar puede visitar museos como el MoMA o el Metropolitan que habitualmente cuestan no menos de veinte.

Otro museo interesante para ver en Nueva York es el Museum at FIT (Fashion Institute of Technology), donde estudian los mejores diseñadores y exhibe una historia del vestido desde el siglo XVIII hasta la actualidad, o el museo de la familia Forbes en la recepción de su edificio, con juguetes y la mejor colección imperial Fabergé del mundo.

Renglón aparte merece el National Museum of the American Indian, perteneciente al Instituto Smithsoniano, con respetuosas referencias a los pueblos originarios de toda América y una sorprendente tienda de regalos. Para completar la visita sin gastar un centavo más, el ferry a Staten Island es gratuito y nos permitirá obtener las mejores fotografías de la Estatua de la Libertad.

Después de este paseo agotador necesitaremos reponer energías pero siempre en plan de cuidar el bolsillo: en Nueva York abundan los puestos callejeros de salchichas, pizzas y donas, pero también hay restaurantes económicos que ofrecen desayunos, hamburguesas completas, jugos o comida judía, por poco dinero; es cuestión de caminar y buscar.

Llega la hora de descansar y tampoco queremos gastar demasiado; buscaremos un hostel o un departamento de un ambiente o estudio completamente equipado que se puede encontrar a través de algunas famosas páginas de Internet, decenas de foros muchos de ellos en español donde se pasa el dato acerca de los mejores y más baratos lugares para dormir.

Otras opciones son los albergues juveniles (claro que hay que cumplir con el requisito de la edad y estar dispuesto a compartir la habitación con una docena de personas), hoteles con baño compartido y otros solamente para pasar la noche.

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