Es uno de los museos más impresionantes de Nueva York, tanto en su arquitectura como su contenido, un canto a la libertad y a aquellos que lucharon para conseguirla. Con el objetivo de contar lo sucedido, el Museo del Patrimonio Judío de Nueva York muestra a través de sus tres secciones la cultura y estilo de vida de la comunidad judía en el último siglo.
En el paisaje de Nueva York se destaca por su edificio en forma de zigurat, es decir, una estructura piramidal al estilo de los templos del antiguo Egipto. La exposición central del Museo está compuesta por objetos personales, fotografías y películas originales que ilustran la historia de la herencia judía en el siglo XX.
Es una colección única y un impactante recurso educativo, que además sirve de base para exposiciones temporales e itinerantes. Aquí se encuentra también la sala Morgenthau, que se utiliza para presentaciones, actividades didácticas y eventos especiales, complementando los temas de las exposiciones con mayor detalle.
La muestra permanente está organizada en forma cronológica, en torno a tres ejes: la vida judía en el siglo XIX, las persecuciones y la renovación. En total alberga 25000 objetos algunos de los cuales rara vez o nunca han estado en exposición. Las exhibiciones especiales recrean la memoria, con muestras interactivas que permiten explorar artefactos, activar páginas de periódicos, e informarse acerca de distintos temas de la historia judía.
Otro lugar para visitar en el Museo es el Jardín de Piedras, un memorial viviente con árboles que crecen entre las piedras, plantados por el creador del Jardín, el artista Goldsworthy, sobrevivientes del Holocausto y sus familias. Es un espacio para la contemplación y la reflexión, y es visible desde todos los pisos del Museo. También está adornado con esculturas y es siempre sorprendente, ya que su aspecto y disfrute varía con las horas y las estaciones del año.
Los visitantes no querrán dejar el Museo sin pasar por el Café del Patrimonio, que ofrece a los visitantes un programa completo que incluye la visita al Museo con aperitivos o almuerzos. El menú del Café incluye una amplia gama de propuestas como ensaladas, emparedados, sopas, bebidas frías y calientes, pasteles y postres, todo con magníficas vistas a la Estatua de la Libertad. Todos los platos están certificados. De hecho, este restaurante es el lugar preferido por quienes buscan comida “kosher” preparada por los principales cocineros del mundo.
El Museo Judío de Nueva York se encuentra en el 36 de Battery Place; hay descuentos para adultos mayores y estudiantes, y los menores de 12 años entran gratis. Los miércoles de 16 a 20 h. el acceso es libre; les recomendamos consultar los horarios de funcionamiento según el día de la semana.
Foto: Bogdan Tapu