Como todo el mundo sabe, hasta las ciudades más cosmopolitas y modernas del mundo tienen un rincón secreto, un lugar alejado de la agitación urbana y muchas veces fuera de los circuitos turísticos convencionales.
Precisamente si buscan un lugar como éste en Nueva York, lo encontrarán en el Parque Fort Tryon, bastante alejado del centro, al norte del barrio de Washington Heights, donde podrán disfrutar de una tarde al mejor estilo medieval visitando el Metropolitan Museum y los antiguos claustros traídos piedra por piedra desde la lejana Europa.
No es muy fácil llegar al Museo, pero si la excursión comienza en el momento mismo de salir nos veremos recompensados con creces. El único autobús que llega hasta los Claustros es el 4 después de más de una hora de viaje, y no hay conexión directa con el metro. Si se trata de comer, hay algunos cafés y restaurantes en la zona aunque habrá que caminar. Lo mejor es llevar la vianda y hacer un picnic en el parque. ¡Turismo aventura en plena Nueva York!
El Museo se formó a partir de los fragmentos y restos arquitectónicos recolectados por el escultor norteamericano Georges Barnard en el sur de Francia y otros lugares de Europa, en cantidad suficiente como para reconstruir capillas y claustros. En 1925 John D. Rockefeller hizo una donación al Metropolitan Museum para la adquisición de esos fragmentos y donó los terrenos de Tryon Park para la construcción del museo de arte medieval. Los Claustros fueron inaugurados en 1938.
Aquí veremos piezas asombrosas como el Romanesque Hall, un claustro de estilo románico con capiteles esculpidos con figuras de seres imaginarios, o la Capilla Fuentidueña, de 1160, procedente de Castilla, o la bóveda de una capilla catalana de los Pirineos que conserva su fresco. Otro claustro impresionante es el de St-Guilhem, anterior al gótico, recolectado en el valle del Loira, de fines del siglo XIII; era una abadía benedictina y luce sus columnas con delicadas esculturas.
La pieza central de la exposición es el Claustro de Cuxa, formado por piezas del monasterio de St-Michel-de-Cuxa, en los Pirineos franceses, con sus magníficas esculturas de mármol rosa, y la más hermosa es el Claustro de Trie, del siglo XV, que expresa perfectamente el ambiente monástico.
A continuación, visitaremos las colecciones del Museo, compuestas por obras artísticas en vidrio y cristal, objetos de arte sacro en metal esmaltado, tapicería, libros ilustrados y objetos de uso doméstico como un salero de cristal de roca con pie de oro del siglo XIII, proveniente de París.
A la hora del descanso podemos dirigirnos al Parque Fort Tryon. Es un hermoso espacio arbolado sobre el río Hudson, último bastión inglés durante la Independencia norteamericana.
Foto: Blog Metropolitan Museum